HERÁCLITO
Heráclito (aprox. 540-480 a.C.) de Éfeso en Asia menor. Él
pensaba que precisamente los cambios constantes eran los rasgos más básicos de
la naturaleza. Podríamos decir que Heráclito tenía más dé en lo que le decían
sus sentidos que Parménides. Todo fluye como dijo Heráclito. Todo está en
movimiento y nada dura eternamente. Por eso no podemos descender dos veces al
mismo río, pues cuando desciendo al río por segunda vez ni yo ni el río somos
los mismos.
Heráclito también señaló que el hecho de que el mundo,
estuviéramos enfermos, no entenderíamos lo que significa estar sano. Si no
tuviéramos nunca hambre no sabríamos apreciar estar saciados. Si no hubiera
nunca guerra no sabríamos valorar la paz, y si no hubiera nunca invierno, no nos
daríamos cuenta de la primavera, tanto el bien como el mal tienen un lugar
necesario en el todo decía Heráclito. Y si no hubiera un constante juego entre
los contrastes el mundo dejaría de existir.
Dios es día y noche, invierno y verano, guerra y paz, hambre
y saciedad, decía. Emplea la palabra Dios pero es evidente que es algo muy
distinto a los dioses de los que hablaban los mitos. Para Heráclito Dios –O lo
divino- es algo que abarca todo el mundo. Dios se muestra precisamente en la
naturaleza llena de contradicciones y en constante cambio.
En lugar de la palabra Dios, empleaba a menudo la palabra
griega logos, que significa razón. Aunque las personas no hemos pensado del
mismo modo, y hemos tenido la misma razón, Heráclito opinaba que tiene que
haber una especie de razón universal que dirige todo lo que sucede en la
naturaleza. Esta razón universal o ley natural es algo común para todos y por
lo cual todos tienen que guiarse. Y sin embargo la mayoría vive según su propia
razón, decía Heráclito no tenía, en general, muy buena opinión de su prójimo.
Las opiniones de la mayor parte de la gente pueden compararse con los juegos
infantiles, decía.
En medio de todos eso cambios y contradicciones en la
naturaleza, Heráclito veía, pues, una unidad o un todo.
Este algo, que es la base de todo, él lo llamaba Dios o
logos.
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